El mamút y el aeropuerto.
Hace un par de años, tuve la oportunidad de asistir a Better by design, una serie de conferencias en donde se hablaron temas sobre diseño y marketing, pero la ponencia que más llamó mi atención fue la de Lou Downe1, Director de Diseño y Estándares de Servicio para el Gobierno del Reino Unido en el departamento de servicio digital. En su ponencia, habló de la importancia del proceso de diseño en los servicios y productos ofrecidos por el gobierno, e indagó en cómo los sistemas visuales influyen en la confianza, en la calidad, en la claridad con que se presenta la información, pero sobre todo, influye también en el sentido de pertenencia de una sociedad por medio de la forma, el color y los símbolos gráficos que vemos en nuestro entorno.
En pocas palabras, el poder de la imagen y del diseño es tan grande que le da sentido a nuestra realidad e influye en nuestras vidas, por que aunque no lo vemos, siempre esta presente. Lou contó la historia sobre un parteaguas en la historia de su país, y como la integración del diseño gráfico con los productos y servicios ofrecidos por el gobierno marcó un hito: el sistema de identidad visual del British Rail diseñado por Gerry Barney en 1964, llegando a ser uno de los símbolos más reconocibles del Reino Unido.
A principios de la década de 1960, British Railways, la red ferroviaria nacionalizada creada por el gobierno de Attlee en 1948 estaba cambiando. Estaba destinada a convertirse en una organización moderna y optimizada, con la ayuda de un arma secreta radical para la época: una identidad corporativa. Al principio, su escudo era más cercano a la gráfica de la era del vapor, un león amarillo erguido, sosteniendo una rueda de tren de los 1800s, o principios de los 1900s.
El símbolo de “la doble flecha”
Era evidente que la tecnología sobrepasaba la imagen de la corporación. En aquella década, Canadian Railways había presentado un atrevido y moderno monograma “CN” para su imagen y esto animó a que BR podría actualizarse, pues ya era justo y necesario. El trabajo de diseño fue comisionado al diseñador Gerry Barney. La nueva identidad corporativa había llegado y la Junta de Ferrocarriles Británicos estaba decidida a implementarla dentro de sus nuevos estándares visuales. El público se fue enamorando de la nueva imagen del British Rail como organización, y su símbolo de doble flecha continuó funcionando discretamente por el paso de los años como una pieza de diseño bellamente simple y notablemente relevante.
La longevidad del logotipo ha sido impresionante. Sobrevivió a la privatización de BR en 1996, a la renacionalización efectiva de los ferrocarriles en 2002, y sigue siendo un símbolo utilizado en las estaciones de tren en todo el Reino Unido. Su implementación esta en todo: desde señalización hasta boletos y sitios web. Al representar dos pistas y un conjunto de puntos, la idea de Barney de hacer algo "atemporal", ha cumplido su objetivo.
“Si puedes diseñar un pictograma que funcione, no tienes que hablar un determinado idioma”
- Gerry Barney
Barney demostró que su símbolo funciona perfectamente en aplicaciones tan diversas como carteles, uniformes, cubiertos y señalización. “Los logotipos actuales de las distintas empresas ferroviarias son muy complicados”, añadió. “Simplemente no tienen la inmediatez de un símbolo como el de Transporte de Londres. Incluso cuando nuestro trabajo había comenzado, no pasó mucho tiempo antes de que las palabras 'British Rail' comenzaran a desaparecer del símbolo BR ".
Tras la desaparición de British Rail, la image de doble flecha de Barney es ahora una marca registrada a nombre de la Secretaría de Estado de Transporte, de quien la Asociación de Empresas Operadoras de Trenes utiliza el símbolo con licencia en toda la red del Reino Unido. Barney sigue muy orgulloso del trabajo, aunque se sorprende gratamente de que todavía esté en uso.
“Funcionó porque era obvio…”
“…Cuando piensas en los ferrocarriles, piensas en líneas paralelas: una dirección hacia arriba, una dirección hacia abajo, y de esa manera, había cierto nivel de lógica que podía usar para explicar su apariencia, luego, era una cuestión de estilización. Estoy orgulloso de que haya durado tanto, más que nada. Nunca pensé 'Desearía poder hacerlo de nuevo porque lo haría mejor’, de hecho, no sabría qué hacer".
Lou explicó que este caso de estudio ha sido uno de los más exitosos en su país. Ha funcionado por mucho tiempo, la gente ha a adoptado esa imagen con orgullo. Habló de cómo un buen diseño le ha ahorrado tiempo al gobierno, y dinero a los contribuyentes debido a su magnífica simplicidad y la genial versatilidad de la imagen corporativa. Viendo hacia atrás, y 50 años después, esas flechas parecen estar lejos de ser obsoletas.
¿Por qué un logotipo de un aeropuerto debería de ser un tema de interés público?
Hace unos días, se filtró el logotipo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en la Ciudad de México que ha sido registrado en el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual. EL AIFA es una de las principales obras gestionada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y naturalmente, el proyecto como obra pública, debe de cumplir con todos los estándares de calidad en todos los aspectos. Desde la seguridad en la infraestructura, hasta la eficiencia de los servicios incluyendo la comunicación.
El logotipo en cuestión despertó muchas dudas al presentar evidentes fallas en su diseño. Una imagen saturada de elementos desproporcionados y un mamút, un elemento sin un evidente sentido, entre otros flojos detalles saltaron rápidamente a la vista. Eventualmente se aclaró que la imagen del mamút simboliza el descubrimiento de fósiles de dicho animal sobre el área en que se construyó el aeropuerto, una razón un poco desviada del propósito de la obra principal.
Debido a la mala ejecución, el furor en redes sociales no se hizo esperar, sobre todo por la comunidad de diseñadores gráficos mexicanos: desde memes hasta tuits de burla, quedó muy en claro que el rechazo por los profesionales de la imagen, ha sido contundente, así también como por parte de las personas no expertas en diseño.
La intensión de este ensayo no es hablar con tecnicismos de lo que funciona y no funciona en el logotipo del AIFA, pues las fallas como ya lo mencioné, son evidentes, y no se necesita ser un experto para darse que cuenta que el diseño es confuso, anticuado, tosco y desgarbado. El objetivo sería hablar del por qué nos debería importar el diseño de un logotipo destinado a la obra pública.
Primero que nada por qué como ciudadanos es nuestra responsabilidad exigir calidad en TODOS los aspectos de los productos y servicios ofrecidos por el gobierno. El diseño gráfico forma parte de un servicio y un logotipo es realmente útil cuando logra comunicar con firmeza un propósito.
Aunque el precio que se pagó por el logotipo del AIFA fue de 3,000 pesos, obvio, dinero del presupuesto público, representa un gasto. Como diseñador, pienso que es importante analizar a detalle sus posibles repercusiones económicas generadas por sus errores técnicos. Es lógico, si no ponemos atención a los pequeños/grandes detalles en el gasto público, tendremos goteras que se convertirán en cascadas o como vulgarmente se dice “lo barato, sale caro”. Aquí entraría el factor tiempo: tiempo de re-impresión, tiempo de traslación, tiempo de re-marcación, tiempo de re-implementación, tiempo de re-registración al IMPI, tiempo de corrección. ¿Por qué no buscar hacer las cosas bien a la primera? y ¿por qué no tomarse el proyecto en serio?.
¿Cómo puede un logotipo mejorar la calidad de vida de las personas?
El propósito de las obras públicas gestionadas por el gobierno es mejorar la calidad de vida de los habitantes. Tener un nivel de vida digno incluye todo lo que necesitamos para desarrollarnos como seres humanos y el diseño es una herramienta fundamental que permite dicho desarrollo. Ojo, el diseño como comúnmente se cree, no es un gasto superfluo ni es un lujo, es una necesidad de comunicación y los países como Reino Unido llevan mucho tiempo apoyándose de esta disciplina como parte integral de impulsar la calidad de vida entre sus habitantes. Estos son los beneficios directos que veo:
En términos culturales:
Una imagen óptima como la del British Railways tiene el potencial de convertirse en un ícono de un lugar. Un ícono nos da identidad, nos permite distinguirnos de entre los demás. El tener símbolos positivos en nuestro entorno despierta una sentimiento de arraigo, y sobre todo nos inspira a que nuestra ciudad puede ser una ciudad ordenada, y digna para vivir. Entre más elementos visuales armoniosos veamos en nuestro entorno, influirá en nuestra voluntad de preservar los espacios públicos limpios, ordenados y habitables. Es una conducta muy humana buscar el orden y la lógica en nuestro entorno, para percibir un espacio seguro.
Un ejemplo que se me viene a la mente, es el famoso logo de I <3 NY de Milton Glasser y lo que hizo por la ciudad de Nueva York en términos turísticos y sociales, los beneficios fueron vastos. El poder de la imagen es una reacción en cadena y probablemente los beneficios de un buen diseño no se perciben al instante. El mismo Hitler tenía una gran estimación sobre la imagen. El sabía que es una arma poderosa y que si presentaba una concepto visual armonioso que representara a un grupo, podría lograr grandes cambios, claro, en su caso, utilizó la imagen para fines no éticos. En si la imagen es una arma gris, puede ser utilizada para el desarrollo o para la destrucción de una sociedad y su entorno. En el caso del aeropuerto, un buen logotipo a la vista puede influir en la conducta de los usuarios y en la percepción que les deje del lugar al que visiten.
En términos económicos y prácticos:
Un buen sistema de identidad corporativa, nos ahorra tiempo, dinero y nos facilita el acceso a la información. Un buen sistema de identidad nos permite distinguir entre lo que es oficial y lo que no es oficial, aquí hablamos de confiabilidad. Entre mejor sea estructurada la imagen, es más fácil su reproducción, su implementación y su identificación y sobre todo su vida útil se puede prolongar. Un logotipo atemporal bien desarrollado, puede durar décadas, y puede ser reutilizado aunque la misma organización ya no sea la misma, como el caso del ejemplo de British Railways.
Cuando observo un logotipo como el de AIFA, en lo personal, me hace pensar que ese lugar podría no ser seguro, que es confuso y cuenta con infraestructura obsoleta y que definitivamente no cuenta con las medidas de seguridad necesarias que un aeropuerto debería de tener. Esa es la primera imagen que tendría como usuario del aeropuerto ¿qué tal si se tratara de un inversor extranjero que viene a a hacer negocios a México? ¿qué pensaría?, eso se traduce a pérdidas en inversión para el país.
El problema que veo, no es la falta de cultura del diseño en México. El problema es el miedo al verdadero cambio.
En mi muy particular punto de vista, pienso que los viejos procesos burocráticos en gobierno no permiten el desarrollo del buen diseño en sus productos y servicios. Desde lo grande, hasta lo pequeño. Pienso que la actual administración de México demuestra inconsistencias que son reflejadas en los detalles de las obras públicas, mientras que el proyecto del Tren Maya es presentado con una imagen institucional impecable y las transmisiones “mañaneras” de AMLO reciben una gran atención al detalle, la imagen del AIFA luce como un proyecto descuidado y sin la propia atención que requiere, ¿acaso se ahorró también en la infraestructura y elementos de seguridad del proyecto?, ¿cuál es el motivo de no tener uniformidad en la calidad del diseño gráfico en una obra pública?, ¿en qué casos si hay austeridad y en qué casos no?, ¿qué significa la austeridad para el gobierno de AMLO?… Con estas preguntas, no pienso profundizar en razones políticas, pero pienso que los proyectos de obra pública son una excelente oportunidad para emplear a profesionistas mexicanos interesados en mejorar la calidad de vida de las personas: la calidad es una gran inversión en la gente, no es un gasto, y siguiendo esta lógica, un buen diseño no es un despilfarro. Pero veo un gran problema: la información para participar en proyectos relacionados al diseño gráfico, no es tan accesible y transparente, y en su caso termina siendo inexistente.
Es importante mencionar que en un proceso, todo cuenta, todo importa y el orden de los factores sí afecta al producto. La falta de transparencia y seriedad en las licitaciones de proyectos enfocados al diseño es una barrera que se puede romper alzando la voz y proponiendo ideas. Como creativos, es nuestra propia responsabilidad dejar de ser espectadores, y dejar de tomar con humor lo que esta “mal hecho”. Es muy necesario combatir nuestra falta de ojo crítico a los detalles en la obra pública y trabajar en proponer soluciones negociando una debida retribución económica.
Para mi la solución no es presentar nuestras propuestas en las redes sociales en tono de concurso, para que sean votadas por la opinión popular. Para mi la solución es poner muchísima atención a los canales de gobierno, a los proyectos en desarrollo y a las licitaciones públicas de servicios requeridos por el gobierno, y encontrar las relacionadas con diseño, y si no existen, proponerlas. Es crucial estar al pendiente en que esta trabajando el gobierno para poder hacerle llegar nuestras ideas.
Pienso que se puede lograr muchísimo siguiendo una filosofía de austeridad así como entiendo el término, pero para eso, lo primero sería consultar a un profesional en su ramo e invertir sabiamente en lo que se tenga que invertir.
Fuente: https://www.creativereview.co.uk/british-rail-logo/
1. Lou Downe se unió al gobierno del Reino Unido en 2014 y fundó la disciplina de diseño de servicios en el gobierno. Lidera una comunidad de más de 3,000 diseñadores, investigadores de usuarios y diseñadores de contenido en todo el gobierno, y la dirección de un programa de 5 millones de libras esterlinas de estándares de diseño, productos y actividades centrado en permitir que el gobierno transforme los servicios para satisfacer las necesidades de los usuarios. Lou fue nominado en 2016 como uno de los 50 líderes creativos más importantes del Reino Unido, es un apasionado creyente de la responsabilidad del diseño para crear un mundo que beneficie a todos y es un protagonista destacado de la transparencia y la ética en la industria del diseño.